ACUERDO Y SENTENCIA Nº 104/16/03.-
En Encarnación, Paraguay a dos días de septiembre de dos mil
dieciséis, estando reunidos en la Sala de Acuerdos del Tribunal de Apelación,
Tercera Sala, de esta Circunscripción Judicial, los Miembros Abogados Blas Eduardo Ramírez Palacios, Luis Fernando Royg Benítez, y Cesar Ramón Cáceres Benítez, bajo la
presidencia del primero de los nombrados, ante mí, la autorizante, se trajo a
acuerdo el expediente caratulado: “JUICIO: Juicio: “MCSB contra ADVP y otros sobre interdicto de retener la posesión”, con el objeto de resolver los recursos de apelación y nulidad interpuestos
por la S.D.N°360 del 24 de diciembre de 2012, dictado por el Juez de la Niñez y
la Adolescencia de Villa Hayes, Abg. Daniel Gómez Rambado.
Previo estudio de los
antecedentes del caso, el Tribunal de Apelación, resolvió plantear y votar las
siguientes:
CUESTIONES:
¿ES NULA LA SENTENCIA RECURRIDA?,
EN SU DEFECTO, ¿SE HALLA AJUSTADA A DERECHO?
Practicado el sorteo de ley,
resultó el siguiente orden de votación: Ramírez Palacios, Royg Benítez
y Cáceres Benítez.-
A la primera cuestión planteada, el Miembro preopinante, Abogado Blas
Eduardo Ramírez, dijo: Que, por la resolución recurrida el Juez de la instancia anterior resolvió:
“1. NO HACER LUGAR, a la excepción de falta de acción opuesta como de previo y
especial pronunciamiento por los señores GAGD y GGGR conforme a los fundamentos
esgrimidos en el exordio de la presente resolución. 2. NO HACER LUGAR, a la demanda reconvencional instaurada por
el Abogado RAMON GABRIEL PENAYO BENITEZ, representante convencional del señor JADVP,
conforme a los fundamentos esgrimidos en el exordio de la presente resolución.
3. NO HACER LUGAR a las impugnaciones de nulidad y redargución de falsedad,
incoadas por la parte demandada, en relación a las instrumentales que acompañan
el escrito inicial de demanda, que se detallan a fojas 113 al 117 de autos,
conforme a los fundamentos expuestos en el exordio de la presente resolución.
4. NO HACER LUGAR a la impugnación de nulidad y redargución de falsedad,
articulada, por la parte demandada, en relación al Acta de constatación e
inspección judicial, obrante a fs. 117 de autos, conforme a los fundamentos
explicitados en el exordio de la presente resolución. 5. HACER LUGAR al a presente demandada de INTERDICTO DE
RETENER deducida por el abogado MIGUEL ANGEL MENDIETA en nombre y
representación del señor MCSB contra los señores JADVP, GAGD y GGGR disponiendo
en consecuencia el cese de toda turbación por parte de los citados demandados,
así como de cualquier otra persona extraña, a tenor de los fundamentos
esgrimidos en el exordio de la presente resolución. 6. DISPONER el
levantamiento de las medidas cautelares de prohibición de INNOVAR Y CONTRATAR
decretada por proveído de fecha 30 de mayo de 2012 (fojas 55 de autos) así como
la Medida Cautelar de prohibición de innovar decretada por proveído de fecha 02
de noviembre de 2011 (fojas 174 de autos), una vez que la presente resolución
quede firme y ejecutoriada. 7. IMPONER las costas a la parte accionada. 8.
ANOTAR, registrar…”.-
Que, el 23 de agosto de 2013 se presentaron los
herederos de JADV representados por Joel Talavera Zarate, a través del escrito
agregado a fojas 447/450 de estos autos, manifestando entre otras cosas que en
tiempo oportuno y debida forma vienen a interponer recurso de apelación y
nulidad contra la sentencia definitiva dictada en los autos de acápite por el
Juez de Primera Instancia en lo Civil y Comercial de Villa Hayes el 24 de
diciembre de 2012, solicitando se impriman a los mismos las diligencias de
rigor.
Que, por providencia del 03 de marzo de 2014 el
Juzgado de primera instancia del quinto turno de esta ciudad, además de aceptar
la competencia conferida, concedió los recursos de nulidad y apelación
interpuestos por Joel Talavera Zarate en representación de los herederos de JADV,
en relación y con efecto suspensivo. En efecto, este Tribunal dicto la
providencia de “autos”, habiendo los recurrentes fundamentado los recursos por medio del
escrito que luce a fojas 470/480 y precluido el plazo que tuvo la otra parte
para hacerlo, de conformidad con el informe de la actuaria obrante a fs. 482 de
este expediente.-
Que, ahora bien, analizadas las constancias del
expediente se constata que: i) a fojas 138/140 el codemandado quien en vida
fuera JADV otorgó poder general para asuntos a los abogados José María Ibáñez y
Roberto Eudes González; ii) transitadas las diversas etapas del proceso, el
Juez de la Niñez y la Adolescencia de Villa Hayes, Abg. Daniel Gómez Rambado
dictó sentencia definitiva el 24 de diciembre de 2012 (fs.413/421); iii) el 27
de diciembre de 2012 se presentó el Abg. José María Ibáñez y comunicó el
fallecimiento de Juan Antonio Diez de Vivar, adjuntando el certificado de
defunción pertinente y solicitando la suspensión de los tramites de la demanda;
iv) por providencia del 28 de diciembre de 2012 el Juzgado de primera instancia
dispuesto: “téngase presenta las manifestaciones que anteceden. Agréguese el
certificado de defunción autenticado por Escribanía. De la solicitud de
suspensión de trámites, estese a lo dispuesto en la S.D.N°360 de fecha 24 de
diciembre de 2012”; v) por acta labrada a fojas 424 se dejó constancia de la
comparecencia de los abogados José María Ibáñez y Cristóbal Hermosilla, quienes
se dieron por notificados de la sentencia dictad e interpusieron recursos de
apelación y nulidad contra la misma, los que concedidos dieron lugar al
A.I.N°061 dictado por el Tribunal de Apelación en lo civil y Comercial 4ta.
Sala de la Capital, de fecha 06 de marzo de 2013 por el cual se dispuso: “DECLARAR
MAL CONCEDIDOS los recursos de apelación y nulidad interpuestos por el Abogado
José María Ibáñez con Patrocinio del Abogado Cristóbal Hermosilla, contra la
S.D.N°360 de fecha 24 de diciembre de 2012 y, en consecuencia DEVOLVER estos
autos al Juzgado de origen sin más trámites. Anotar…” vi) el 23 de agosto de
2013 se presentó el Abg. José Talavera Zarate bajo patrocinio del Abogado Omar
Montiel Olmedo, en representación de los herederos de JADV conforme al poder
general (a favor de los Abogados José María Ibáñez Benítez y Joel E. Talavera
Zarate) otorgado por los señores MADVK (administrador de los bienes relictos de
la sucesión de JADV), LCKDV, CFADV y LMDVK a darse por notificados de la
S.D.N°360 de fecha 24 de diciembre de 2012 y a interponer los recursos de
apelación y nulidad en contra de dicho fallo en los términos del escrito que
luce a fojas 447/450.
Que, de los antecedentes del caso relacionados
precedentemente se puede observar claramente que los recursos de apelación y
nulidad interpuestos Que, de los antecedentes del caso relacionados
precedentemente se puede observar claramente que los recursos de apelación y
nulidad interpuestos en contra de la
S.D.N° 360 de fecha 24 de diciembre de 2012 ya fueron interpuestos por parte
del Abg. José María Ibáñez apoderado del que en vida fuera don JADV en fecha 14
de febrero de 2013 (cfr. Fs. 424 de autos), los que fueron concedidos por el
proveído de fecha 20 de febrero de 2013 (cf. Fs. 427) y declarados “mal
concedidos” por el A.I.N°061 de fecha 6 de marzo de 2013 emanado del Tribunal
de Apelación Cuarta Sala de la Capital (Cfr. Fs. 430).-
Que en efecto, una vez allegados los autos a la
alzada, el Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial Cuarta Sala de la
capital, dictó el A.I.N°061 de fecha 06 de marzo de 2013, por el cual resolvió:
“DECLARAR mal concedidos los recursos de apelación y nulidad interpuestos por
el Abogado José María Ibáñez con patrocinio del Abogado Cristóbal Hermosilla,
contra la S.D.N°360 de fecha 24 de diciembre de 2012, y en consecuencia,
DEVOLVER los autos al Juzgado de origen sin más trámites…”, siendo el
fundamento para tal decisión cuanto sigue: “éste Tribunal observa que el
Abogado José María Ibáñez representante convencional de la parte demandada ha
comunicado el fallecimiento de su poderdante en fecha 27 de diciembre de 2012,
conforme al cargo obrante a fs. 423 de autos, dándose de esa manera notificado de la
S.D.N°360 de fecha 24 de diciembre de 2012, habiendo presentado su escrito de
interposición de recurso den fecha 14 de febrero de 2013, fuera de las
previsiones del art. 396 del Código Procesal Civil, por lo que los recursos fueron planteados en forma extemporánea
(sic)”.-
Que, este Tribunal en estas circunstancias no puede ni
está en condiciones de hacer mérito de lo decidido por un Tribunal de Apelación
de igual clase plenamente competente en su momento respectivo a la cuestión que
le fue sometida a su consideración y resolución. Podrá si discutirse la
constitucionalidad o no de lo resulto por Tribunal de Apelación que dictó el
A.I.N°061 de fecha 06 de marzo de 2013, lo cual en todo caso es de la
competencia exclusiva de la Excma. Corte Suprema de Justicia, sala
Constitucional dado que los fundamentos expuestos en la citada resolución
aparecen como contradictorios, pero, reiteramos a este Tribunal no le es dado
volver a hacer mérito de lo resuelto por el Tribunal competente que ya se
expidió en forma expresa, concreta y en el ámbito de su competencia sobre los
recursos de apelación y nulidad interpuestos por el representante convencional
del que en vida fuera el señor JADV.
Que, de lo precedentemente expuesto surge
inevitablemente la situación jurídica-procesal de que respecto a los recursos
de apelación y nulidad interpuestos por los herederos del que en vida fuera don
JADV ya se ha operado la preclusión procesal, dado que dicho medio de
impugnación ya fue ejercido en autos por el apoderado del citado causante (cfr.
Fs. 424), concedido en primera instancia (cfr. Fs.4279 y declarado mal
concedido en alzada (cfr. A.I.N°061 de fecha 06 de marzo de 2013 de fs. 430),
por lo cual en estas circunstancias corresponde declarar mal concedidos los
recursos interpuestos a fs. 453 de autos, toda vez que no es posible repetir
actuaciones procesales ya concluidas en el curso del proceso, sin riesgo de
violentar de modo serio el debido proceso al habilitar de nuevo la etapa
recursiva preclusa.-
Que, en este sentido el art. 103 del CPC., establece:
“Principio de preclusión: Clausurada una etapa procesal, no es posible
renovarla, aunque haya acuerdo de partes…”.
Que el Prof. Dr. Hernán Casco Pagano sostiene al
respecto: “Las diversas etapas del proceso se desarrollan en forma sucesiva
mediante la clausura definitiva de cada una de ellas. De este modo, no es
posible regresar a etapas y momentos procesales ya extinguidos y consumados
impidiéndose, en consecuencia, realizar actos propios de una etapa cuando ya se
ha pasado a la siguiente, …,…3. Modos: La preclusión puede operarse de tres
modos distintos: 3.1. Por no haberse observado el orden u oportunidad que la
ley establece para la realización de un acto. 3.2. Por haberse cumplido una
actividad incompatible con el ejercicio de otra. 33. POR HABVERSE EJERCIDO YA
UNA VEZ, VALIDAMENTE UNA FACULTAD (las mayúsculas son nuestras)[1]”.
Que, la doctrina (citada por el Prof. Carlos Gonzales
Alfonso), afirma que la preclusión “…opera como un impedimento o una imposibilidad
de reeditar las cuestiones que ya han sido objeto de tratamiento y resolución
anterior; la facultad procesal no usada se extingue…” MONTERO AROCA, Juan,
Proceso Civil e ideología, Ed. Tirant le Blanch, Valencia, 20006, p. 236”[2].-
Que, la doctrina de la arbitrariedad, tiende a
resguardar la garantía de la defensa en juicio y debido proceso por lo que no
es posible desbaratar una situación procesal ya consolidada al amparo de la
preclusión – en el caso, por el rechazo de recursos interpuestos por
planteamiento extemporáneo- en desmedro de dichas garantías de una de las
partes.-
Que, atento a lo considerado propongo que declarar mal
concedido los recursos de apelación y nulidad interpuestos por el Abg. Joel
Talavera Zarate, en representación de los herederos ADVP contra la S.D.N°360 de
fecha 24 de diciembre de 2012, dictado por el Juez de la Niñez y la
Adolescencia de Villa Hayes, Abg. Daniel Gómez Rambado y devolver los autos al
Juzgado de origen, en conformidad a lo expuesto en la parte analítica de esta
resolución.-
Que en cuanto a las costas de esta instancia,
corresponde en el caso imponerlas en el orden causado, toda vez que de parte de
la recurrente ha existido razón para litigar en consideración que el A.I.N°061
de fecha 06 de marzo de 2013 dictado por el Tribunal de Apelación en lo Civil y
Comercial Cuarta Sala de la capital, resulta en cierto modo contradictorio en
sus fundamentos, mas no así en la parte resolutiva que deja bien claro que
declaró mal concedidos los recursos de apelación y nulidad interpuestos por el
abogado José María Ibáñez con patrocinio del Abogado Cristóbal Hermosilla, en
contra de la S.D.N°360 de fecha 24 de diciembre de 2012 emanado del Tribunal de
Apelación Cuarta Sala de la Capital (Cfr. Fs.430).-
A su turno, el Miembro Abogado Luis Fernando Roy Benítez, dijo: Disiento respetuosamente con el voto del colega
preopinante por los siguientes fundamentos: -
Esta judicatura ha
notado que el 14 de diciembre del año
2012, se ha llevado a cabo audiencia ocasión en que estuvo presente el
señor MCSB en compañía de su representante convencional, abogado Miguel
Mendieta, no así la parte demandada señores GAG y GGG, y con especial
atención se resalta la ausencia del
señor JADV (+), como consecuencia de que
un día antes, es decir el 13 de diciembre de 2012, se produjo su deceso, según
Certificado del Acta de Defunción que rola en autos. Pese a tal circunstancia,
se sucedieron actos procesales en un evidente estado de total indefensión del
codemandado JADV.-
El Art. 16 de la
Constitución Nacional establece: “La defensa en juicio de las personas y de sus
derechos es inviolable. Toda persona tiene derecho a ser juzgada por tribunales
y jueces competentes, independientes e imparciales”.-
Fernández Arévalos[3]
señala que con esa disposición se asegura la inviolabilidad del derecho de toda
persona inmersa en un proceso judicial de presentarse irrenunciablemente ante
la justicia para la libre defensa de sus derechos; la que será conocida y
valorada por jueces cuya jurisdicción y competencia deberán estar
predeterminada por la ley antes de la ocurrencia del hecho sometido a proceso.-
Respecto a la
inviolabilidad de la defensa en juicio, Badeni[4]
sostiene que tal circunstancia se traduce en la efectiva posibilidad atribuida
a los litigantes para ejercerla conforme a la ley procesal, de modo que si ella
se ve conculcada con actos o hechos que denoten tales situaciones, es pasible
de acarrear la nulidad de los procedimientos que son su necesaria consecuencia.
En ese mismo contexto,
el código ritual compele a los jueces la obligación de dictar los fallos de
conformidad con la Constitución y la ley. En tal sentido, el Art.15 del C.P.C.
refiere: “Son deberes de los jueces, sin perjuicio de lo establecido en el
Código de Organización Judicial… b) fundar
las resoluciones definitivas e interlocutorias, en la Constitución y en las
leyes, conforme a la jerarquía de las normas vigentes y al principio de
congruencia, bajo pena de nulidad…
g)… La infracción de los deberes
enunciados en los incisos b), c), d) y e) de este artículo, causará la
nulidad de las resoluciones y actuaciones…” (negritas son agregado). En el
contexto citado, es menester inexorable la pertinencia de que los fallos se
encuentren ajustados a nuestro ordenamiento positivo, que incluso adquiere
rango constitucional; en efecto el Art. 256 in fine de la Carta Magna reza:
“…Toda sentencia judicial debe estar fundada en esta Constitución y en la ley…”
Casco Pagano[5]
sostiene que los jueces no pueden ser irresponsables, se debe tener la
posibilidad cierta de controlar sus actos, su honestidad y su capacidad y una
de las formas de conseguirlo es imponiendo la motivación de sus sentencias, por
ello el principio se halla consagrado en las Constituciones de los Estados
democráticos, agregando que el deber de fundar los fallos que tienen los jueces
constituye una garantía contra la arbitrariedad judicial, sancionada con la
nulidad y pasible, en su caso, de revisión por inconstitucionalidad.
Es por ello un requisito
indiscutible de la validez de las sentencias judiciales, que sean fundadas y
constituyan una aplicación razonada del derecho vigente, habida cuenta de las
circunstancias probadas de la causa, todo ello, bajo sanción de nulidad, que
puede ser declarada ex oficio. Ni la potestad discrecional, ni el libre
arbitrio dispensan a la magistratura de la exigencia constitucional de
fundamentar suficientemente sus pronunciamientos.
Carrió[6]
define de una manera fácilmente descifrable aspectos que podrían situar a una
sentencia dentro de las denominadas “arbitrarias” como consecuencia de vicios
que la tornan nula, en los siguientes términos: “Nadie ha podido hasta
determinar las condiciones necesarias y suficientes que ello ocurra; decidir
que una sentencia satisface el test del debido proceso legal no es reconocer en
ella o atribuirle una elusiva e indefinible propiedad o característica, sino
que es señalar que no exhibe ninguna de las muy variadas anomalías que directa
o indirectamente pueden afectar un acto tan completo como el de dictar una
decisión judicial. La complejidad del acto se refleja en la riqueza y
complejidad de los cánones que se usan para apreciar sus variados momentos. Son
innumerables los modos en que estos cánones pueden ser transgredidos”.-
Por su parte, el Art.359
del C.C. preceptúa: “Cuando el acto es nulo, su nulidad debe ser declarada de
oficio por el juez, si aparece manifiesta en el acto o ha sido comprobada en
juicio…”. A este respecto, es de consabida doctrina que el verdadero sentido de
esta norma no se puede aprehender si no se la combina con lo dispuesto en el
art. 113 del C.P.C. –a ser desarrollado más adelante–, de lo cual se desprende
en forma por demás nítida que cada vez que se produzca una oposición entre un
acto jurídico y normas de carácter imperativo, la sanción será la invalidez, a
menos que se disponga otra consecuencia, sin necesidad de que la ley establezca
en forma específica, para cada caso particular, la sanción de nulidad.
Para Cifuentes[7],
hay acto nulo siempre que el vicio sea manifiesto para el juez, por no depender
de una investigación de hecho la comprobación del defecto que invalida el acto;
la posibilidad de que el vicio sea también manifiesto, con respecto a los
terceros interesados, resulta ajena al concepto de acto nulo, como lo demuestra
el hecho de que la declaración de invalidez debe declararse, aunque así no
ocurra.-
Retornando al caso de
nos ocupa, la mentada audiencia del art. 643 del C.P.C. se ha realizado en un
instante procesal en que el codemandado JADV se encontraba muerto, lo cual sin
lugar a equívocos constituía un impedimento para que el procedimiento se siga
llevando adelante, en detrimento de una de las partes y de sus herederos, en su
caso. Otro aspecto no menos relevante constituye la situación procesal del
codemandado JADV, atendiendo a que,
según las constancias de autos, sin que esto constituya una pre opinión, podría
haber gozado en algún momento de la posesión de la res litis, y contaba con
expectativas ciertas de salir ganancioso, sea como demandado o como actor en la
demanda reconvencional.-
Tenemos así un acto
procesal en específico viciado de nulidad: la audiencia llevada a cabo el 14 de
diciembre de 2012, cuya acta rola en autos. La ley de forma otorga la facultad
privativa al sentenciador de declarar la nulidad de oficio de acuerdo al Art.
113 del C.P.C.: “La nulidad será declarada de oficio, cuando el vicio impida
que pueda dictarse válidamente sentencia definitiva, y en los demás casos en
que la ley lo prescriba”. Es así que el suscribiente sostiene que ante la
circunstancia de la defunción del codemandado, el Ac Quo debió dictar la suspensión
del trámite procesal hasta tanto se presenten los herederos en representación
del fallecido. En efecto, es sabido que la suspensión de los plazos se produce
por resolución judicial, entre otros casos, en los de fallecimiento o
incapacidad de alguna de las partes que actuare personalmente, en los de fuerza
mayor (conflagración, inundación, incendio, enfermedad repentina, prisión de
una de las partes) que hagan imposible la realización del acto procesal, etc,
ya que es trivial que la doctrina haya distinguido entre plazos procesales
susceptibles de suspensión o de interrupción. A este respecto, "Suspender
—dice PODETTI— implica privar temporariamente de efectos a un plazo, inutilizar
a sus fines, un lapso del mismo”.
Casco en la obra citada
refiere en la apostilla del Art. 113 del C.P.C. que la nulidad de oficio habrá
de declararse cuando el vicio impida que pueda dictarse válidamente sentencia
definitiva, lo que se dará cuando se viole el Art. 16 de la Constitución, que
consagra el Principio de la defensa en juicio de los derechos de las personas,
la cual, a criterio del jurista, debe darse en el marco de un “debido proceso”
(duet process of law), siendo su violación la máxima nulidad posible, la cual debe
ser declarada de oficio por los jueces o tribunales al tomar conocimiento de
ello por cualquier motivo o razón.
Si bien en el caso de
autos existe una sentencia definitiva, no es menos cierto que la misma es
consecuencia mediata del acto procesal viciado, circunstancia que obliga a esta
judicatura a sostener la pertinencia de la nulidad del acto procesal viciado y
de todas y cada una de sus derivaciones,
atendiendo a que no se ha dado participación a los herederos del causante y a
la vez demandado en el caso de marras. Dice Maynz, T. I p. 420
“La muerte de la persona obligada debería extinguir la obligación
puesto que el hecho de esa persona, una prestación que debe hacer, es lo que
constituye su objeto. Pero la Ley ha establecido una ficción en virtud de la
cual otras personas, llamadas a recoger los bienes del difunto, son
consideradas como continuadoras de su persona y por consiguiente deudoras
también de las obligaciones que el difunto tenía. Y lo mismo ocurre en cuanto a
la extinción o no de los derechos personales, pero en cuanto a los derechos
patrimoniales, vale decir, los derechos
reales y de obligación, la Ley admite la misma ficción, haciéndolos pasar a los
herederos, considerados como continuadores de la persona del difunto (negritas
son agregados).
Por otra parte, si
sostenemos que la audiencia del Art. 643 del C.P.C. no pudo haberse llevado a
cabo por fallecimiento del “codemandado”, esto es, existencia de varios
demandados, no es menos cierto que en el caso “sub examine” estamos frente a la
presencia de un “LITISCONSORCIO NECESARIO”, que se produce “…cuando la sentencia sólo puede
dictarse útilmente frente a todos los partícipes de la
relación jurídica sustancial
controvertida en el proceso, de modo tal que la eficacia de éste se halla
subordinada a la citación de esas personas… Según ha tenido oportunidad de
declararlo la Corte Suprema nacional, el fundamento último del litisconsorcio
necesario reside en la exigencia de resguardar el derecho de defensa en juicio
de todos aquellos cointeresados a quienes ha de extenderse la cosa juzgada
propia de la sentencia dictada sobre el fondo del litigio (Fallos, 252-375;
256-198)[8].-
Siendo así como
indiscutiblemente lo es, tenemos dos particularidades que convergen en un mismo
resultado: la nulidad del acto procesal consistente en la audiencia del Art.
643 del C.P.C., ya que por un lado acaecido el fallecimiento del señor JADV un
día antes del día fijado para la realización de la aludida audiencia, el
juzgado debió ordenar la suspensión del trámite procesal hasta tanto la
relación procesal (litisconsorcio necesario) sea debidamente integrado con los
herederos de aquél; de no ser así, como efectivamente ocurrió, corresponde y es
obligación del sentenciador declarar la nulidad de dicho acto y de todas sus
consecuencias, retrotrayendo el estado procesal a la fijación de una nueva
audiencia, atendiendo a que según constancias de autos existe declaración de herederos
del extinto coaccionado, con lo que a esta altura de los hechos, se ha
subsanado lo que a la integración de la litisconsorcio se refiere.
Es por ello un requisito
indiscutible de la validez de las sentencias judiciales, que sean fundadas
y constituyan una aplicación razonada
del derecho vigente, habida cuenta de las circunstancias probadas de la causa,
todo ello, bajo sanción de nulidad, que puede ser declarada ex oficio. Ni la
potestad discrecional, ni el libre arbitrio dispensan a la magistratura de la
exigencia constitucional de fundamentar suficientemente sus pronunciamientos,
todo lo cual nos persuade a inclinarnos por amparar la inalterabilidad del
principio de defensa en juicio y, consecuentemente, declarar la nulidad de
oficio de la audiencia llevada a cabo el 14 de diciembre de 2012, cuya acta
rola a fs. 392 de autos y de todas sus consecuencias mediatas e inmediatas,
incluyendo la S.D. N° 360 del 24 de diciembre de 2012, disponiendo además retrotraer
la etapa procesal al escrito obrante a fs.384, en el cual la actora reitera
pedido de fijación de audiencia de prosecución, reconduciendo de esta forma el
trámite procesal con la realización de una nueva audiencia ajustada al Art. 643
del C.P.C., prevista para este tipo de juicios (interdictos). Finalmente
conforme con el principio de fuero de atracción, corresponde remitir estos
autos al juzgado que entiende en el juicio sucesorio del codemandado JADV a los
efectos de la prosecución procedimental ya explicada precedentemente, atento al
Art. 733 del C.P.C. que reza: “El juez de la sucesión es competente para
entender en todas las cuestiones que puedan surgir a causa de la muerte del
causante, así como en todas las reclamaciones deducidas contra él o que
pudieren promoverse contra aquella”.-
Habiéndose declarado la
nulidad, corresponde que la Magistratura, en cumplimiento de lo dispuesto en
el art. 406 del CPC, dicte resolución
substitutiva en reemplazo de la que ha sido conceptuada nula. No obstante, en este caso
particular y concreto tal disposición procesal resulta inaplicable por cuanto
que, como ha sido dicho, la nulidad no ha sido declarada por vicios de forma o
de estructura, que permiten dictar nueva sentencia substitutiva, sino por
vicios procesales que no permiten hacerlo por cuanto que, en tal supuesto, el
Tribunal estaría incurriendo en el mismo vicio que el incurrido por el Juzgado
del Tercer Turno. Es por ello por lo que, en estas condiciones, solamente
corresponde disponer el reenvío y la remisión de los autos al Juzgado
competente a fin de que tramite la causa conforme el procedimiento establecido
para la ejecución de sentencias judiciales y, oportunamente, la falle según
corresponde en Derecho.-
Con relación a las costas de la nulidad soy del parecer que
las mismas deben imponerse en el orden causado en virtud de la forma en que ha
sido resuelta la cuestión, pues las circunstancias del caso bien pudieron que
las partes hayan obrado en la creencia de creerse con derecho. ES MI VOTO.-
A su tuno el magistrado César Cáceres Benítez, dijo: que se adhiere a la
opinión del miembro Abogado Luis Femando Royg Benítez, por compartir sus mismos
fundamentos.
POR TANTO, conforme a lo expuesto, el
Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Tercera Sala, de la Tercera
Circunscripción Judicial de la República, -
Con lo que se dio por terminado el acto, firmando ante mí los señores
miembros, quedando acordada la sentencia siguiente: -
Ante mí:
SENTENCIA DEFINITIVA Nº__________ /16/03.-
Encarnación, de septiembre de
2016.-
VISTO: El mérito que ofrece el acuerdo precedente y sus fundamentos, el Excmo.
Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Tercera Sala, de la Tercera Circunscripción
Judicial de la República, por mayoría;
RESUELVE
1. Declarar la nulidad de
la resolución en alzada y de las actuaciones que la originaron, desde la fs.
385 inclusive en adelante, y todas las que sean consecuencia de la misma, por
los fundamentos expuestos.
2. Disponer el reenvío y,
por consiguiente, la remisión de los autos al Juzgado competente, a los efectos
expresados en el cuerpo de la presente resolución.
3. Imponer las costas en
el orden causado.-
3. Anotar, registrar,
sacar copia y remitir copia a Estadísticas.
Ante mí:
[1] CASCO
PAGANO, Hernán, Código Procesal Civil comentado y concordado, Tomo I, Ed.
Ediciones y Arte. Edición, año 2012, pags. 221/222.
[2] VV.AA,
Código Procesal Civil comentado, Tomo I, Ed. La Ley paraguaya, año 2012, pág.
297.
[3] FERNÁNDEZ
ARÉVALOS, Evelio, MORENO RUFFINELLI, José A., PETTIT, Horacio Antonio. Ob.:
«Constitución de la República del Paraguay. Comentada, Concordada y Comparada».
T. I. Editora Intercontinental. 2012.
[4] BADENI,
Gregorio. Ob.: «Tratado de Derecho Constitucional». T. II. Editora La Ley S.A.
2006.
[5] CASCO
PAGANO, Hernán. Ob. «Código Procesal Civil Comentado y Concordado». 5ª edic.
Tomo I. Edit. La Ley Paraguaya S.A.
[6] CARRIÓ,
Genaro. Ob.: «Recurso Extraordinario por Sentencia Arbitraria». Editora
Abeledo-Perrot. 1967.
[7] CIFUENTES,
Santos y otros. Ob.: «Código Civil. Comentado y Anotado». 3ª ed. act. y ampl.
T. II. Editora La Ley S.A. 2011.
[8] PALACIO, Lino
Enrique. Obra «Manual de Derecho Procesal Civil» 17ª Ed. Edit. LexisNexis
Abeledo-Perrot. Buenos Aires.
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